22-05-2005
El escritor García Márquez hizo de emisario
Cuba informó a EEUU, más de tres años antes del 11-S, de que
existían planes para hacer explotar aviones en pleno vuelo
Insurgente
Según reveló el pasado viernes el presidente del Consejo de Estado
cubano, más de tres años antes de los ataques contra el World Trade
Center neoyorquino, Cuba suministró a EEUU información sobre futuros
atentados, planificados en círculos contrarrevolucionarios de Florida,
de similares características a los que tuvieron lugar en Manhattan el
11 de septiembre de 2004. El destacado escritor colombiano Gabriel
García Márquez se encargó de entregar personalmente a la
Administración Clinton los importantes documentos -que fueron
silenciados- el 8 de mayo de 1998. Si se hubiesen tenido en cuenta, se
podrían haber evitado los atentados contra las Torres Gemelas y las
víctimas seguirían vivas.
EEUU silenció el informe aportado por Cuba sobre terrorismo. Además,
catorce de los diecinueve terroristas que provocaron la masacre de las
Torres Gemelas, se entrenaban en las proximidades de las oficinas del
FBI de Miami. Así lo ha denunciado hace unas horas el presidente del
Consejo de Estado de la República de Cuba ante más de cien mil
personas que se habían concentrado en la Tribuna Antimperialista José
Martí, lindante con la Oficina de Intereses que EEUU tiene abierta en
La Habana.
El presidente Castro aseguró categóricamente que las vidas de las
víctimas del 11-S se podían haber salvado.
Fidel reveló que hubo contactos entre Cuba y EEUU durante el mandato
de Clinton, en los que el escritor colombiano y premio Nobel de
Literatura, Gabriel García Márquez, hizo de emisario, entregando a
las autoridades estadounidenses documentos que alertaban de la
existencia de planes para hacer explotar aviones en pleno vuelo.
Los contactos se produjeron durante una campaña de atentados con
explosivos contra instalaciones turísticas cubanas, que ocasionaron la
muerte del italiano Fabio di Celmo, además de causar varios heridos de
diversa consideración.
En los documentos que García Márquez entregó a la Administración
Clinton, se precisaban los métodos terroristas empleados contra Cuba,
así como las pruebas de que la Fundación Nacional Cubano Americana
financiaba a mercenarios contratados para cometer atentados contra ese
país, dirigidos por Posada Carriles.
El texto decía concretamente que los ataques a los aviones comerciales
"pueden convertirse en una epidemia, como ocurrió antes con los
secuestros aéreos" y alertó de la demostrada implicación de grupos
contrarrevolucionarios anticubanos.
"Si lo desean", continuaba el escrito firmado por el propio Fidel
Castro, "pueden hacer abortar a tiempo esta nueva forma de terrorismo",
y remarcaba que no se podía "dejar la responsabilidad de hacerlo sólo
a Cuba" y que "muy pronto causarían víctimas en cualquier país del
mundo".
El presidente cubano afirmó también que "poco después, viajó a La
Habana una misión de expertos del Buró Federal de Investigaciones
(FBI), que recibió cientos de folios sobre los atentados, así como
fichas con direcciones y otros datos para la ubicación de cuarenta
terroristas, que en su mayoría residían y operaban desde Miami".
Al FBI le fueron entregadas, además, grabaciones de catorce
conversaciones telefónicas de Luis Posada Carriles en las que
"brindaba información acerca de acciones terroristas contra Cuba",
así como datos sobre la residencia, lugares que frecuentaba,
características de los vehículos y matrículas utilizados por el
terrorista en El Salvador, Honduras, Costa Rica, República Dominicana,
Guatemala y Panamá.
Según Fidel, los agentes del FBI agradecieron la información
suministrada, que consideraron de gran valor, y prometieron responder
prontamente.
Sin embargo, transcurridos tres meses sin noticias sobre el particular,
el Gobierno estadounidense procedió a la detención de cinco agentes
antiterroristas cubanos que, precisamente, se encontraban en EEUU para
combatir a los grupos que operaban en Miami.
"No resultó detenido terrorista alguno en parte alguna", continuó
declarando Fidel Castro, que señaló la complicidad del entonces jefe
del FBI en Miami, Héctor Pesquera, con los grupos
contrarrevolucionarios.
"Nuestras informaciones eran serias y fidedignas y nuestras denuncias
estaban bien fundadas", concluyó Fidel.
Texto íntegro de la intervención de Fidel Castro:
Palabras del Presidente de la República de Cuba Fidel Castro Ruz, en
la Tribuna Antimperialista "José Martí", 20 de mayo de 2005.
Queridos compatriotas:
Lo que de inmediato les leeré ha sido elaborado a partir de numerosos
documentos de archivo. He dispuesto para ello de brevísimo tiempo y
contando con la colaboración de varios compañeros, ya que prometí
ayer tenerlo listo para hoy a las 6:00 de la tarde. Opté por
titularlo:
"LA CONDUCTA DIFERENTE"
12 de abril de 1997: Explota una bomba en la discoteca "Aché" del
hotel Meliá Cohíba. Era la primera acción de la serie de atentados
terroristas contra los hoteles ejecutada por la red montada en
Centroamérica por Luis Posada Carriles y financiada por la Fundación
Nacional Cubano Americana.
30 de abril de 1997: Fuerzas especializadas del Ministerio del Interior
logran desactivar una carga explosiva descubierta en el piso 15 del
Hotel Meliá Cohíba.
12 de julio de 1997: Se producen dos explosiones casi simultáneas en
los hoteles Capri y Nacional. Cuatro personas resultaron heridas.
4 de agosto de 1997: Explosión terrorista en el hotel Meliá Cohíba.
11 de agosto de 1997: La Junta de Directores de la Fundación Nacional
Cubano Americana publica un mensaje triunfalista y cínico presentando
textualmente las bombas en los hoteles como "incidentes de rebeldía
interna que durante las últimas semanas se vienen sucediendo a través
de la Isla" y que "La Fundación Nacional Cubano Americana [...]
respalda sin ambages ni reparos" tales actos.
4 de septiembre de 1997: Explosiones en los hoteles Copacabana, Chateau
y Tritón, y en La Bodeguita del Medio. En el primero muere el joven
turista italiano Fabio di Celmo.
A partir de los actos terroristas perpetrados desde el 17 de octubre de
1992 hasta el 30 de abril de 1997, se había confeccionado una lista de
13 graves actos de esta índole, cometidos especialmente contra
instalaciones turísticas, financiados casi en su totalidad por la
Fundación Nacional Cubano Americana, y se elaboró un informe que se
hizo llegar al Presidente de Estados Unidos a través de una destacada
personalidad política que a principios de mayo realizó una visita
privada a Cuba.
Sobre tales hechos se habían enviado igualmente numerosas notas al
gobierno de Estados Unidos a través de la Sección de Intereses de
Estados Unidos en La Habana (SINA).
1º de octubre de 1997: A las 11:00 p.m. se produce una llamada al
MINREX de Michael Kozak, Jefe de la SINA, para trasladar información
procedente de un tercer país que indicaba que podía tener lugar otro
atentado con bomba en una instalación turística de la localidad de la
Habana, los días primero o 2 de octubre, dentro de las próximas 24
horas, que no podían dar por confirmada esa información, pero
deseaban que la conociéramos.
2 de octubre de 1997: En horas de la mañana, fue citado al MINREX el
Jefe de la SINA para precisar detalles sobre la anterior información y
agradecer oficialmente la comunicación.
5 de octubre de 1997: Se citó al Jefe de la SINA al MINREX para leerle
y entregarle una copia del siguiente mensaje:
"Con relación a la información sobre el posible atentado con bomba
en una instalación turística de la Habana los días primero y 2 de
octubre, deseamos expresarles que aunque no se produjo explosión
alguna, se ha podido comprobar que dicha información era rigurosamente
exacta, y sus características similares a los planes anteriores.
"Considerando que pueda ser de interés y utilidad para las
autoridades norteamericanas, deseamos comunicarle que la fuente que
facilitó la misma demostró ser veraz. Se ha actuado con la máxima
discreción solicitada. Expresamos nuestro agradecimiento."
El Jefe de la SINA respondió que la información que se le brindaba
era útil; que ellos la obtuvieron, pero que no era posible confirmarla
pues se trataba de un rumor; que ahora podrían confiar más en la
fuente; que viajaría a Washington el siguiente domingo y que llevaría
esa información que considera positiva; que si obtuvieran más de esta
fuente sabrían cómo actuar; que no habían descubierto nada más en
las investigaciones que habían hecho en Estados Unidos, pero que
proseguían las mismas en Centroamérica, sobre todo después del
artículo publicado por el Miami Herald. Dijo que cualquier
información que tenga Cuba y que se pueda aportar a Estados Unidos
sería muy útil, y concluyó señalando que "esto era bueno".
7 de marzo de 1998: El Jefe de la SINA pidió ser recibido urgentemente
en el MINREX para trasladar información sensible. Dijo que tenía
información de una fuente de confiabilidad no determinada de que un
grupo de exiliados cubanos tenían planes de realizar un atentado con
bomba entre el 7 y el 8 de marzo en Cuba. Que no conocía el lugar,
hora y blanco específicos; pero que según la fuente los explosivos ya
estaban en Cuba.
9 de marzo de 1998: El Ministro de Relaciones Exteriores recibió al
jefe de la SINA y le leyó la siguiente nota:
"En relación con la información ofrecida verbalmente el pasado
sábado 7 de marzo sobre planes de atentados terroristas organizados
por exiliados cubanos a realizarse posiblemente los días 7 y 8 de este
mes, y que ya los explosivos estaban en Cuba, deseamos comunicarles lo
siguiente:
"1. Que una vez más se demuestra que las fuentes de información de
las autoridades de Estados Unidos sobre estas actividades son
absolutamente fidedignas.
"2. Que el pasado miércoles 4 de marzo en horas de la tarde fueron
arrestadas dos personas procedentes del exterior y ocupados los
explosivos y medios con los que se proponían realizar, bajo promesa de
pago en efectivo de una cantidad de dinero por cada bomba, cuatro actos
de carácter terrorista similares a los realizados con anterioridad,
organizados de la misma forma y con los mismos fines y métodos.
"3. Las autoridades cubanas tratan de reunir la mayor información
adicional posible.
"4. Estos hechos criminales son sumamente graves y afectan no sólo a
Cuba y a Estados Unidos sino también a otros países de la región.
Tenemos el deber de impedir la realización impune de los mismos. Ello
no sería difícil si tanto Estados Unidos como Cuba coordinan, a
través de los órganos correspondientes, la lucha contra tales
acciones. Así se ha hecho en determinados casos de tráfico de drogas
con absoluta seriedad y discreción.
"5. Hasta el momento no hemos informado públicamente de estos
hechos, mientras realizamos determinadas gestiones e investigaciones,
pero no será posible dejar de hacerlos públicos oportunamente.
"6. Agradecemos sinceramente la información suministrada."
Una vez terminada la lectura, la reacción inicial del Jefe de la SINA
fue la de ofrecer gracias y felicitaciones a las autoridades cubanas
por su eficiencia. Agregaron que si teníamos más información o
pistas que se pudieran seguir para determinar quién está apoyando o
controlando estas actividades, sería de mucha utilidad que la
trasladáramos, pues el Gobierno norteamericano ya tiene tomada una
decisión firme de perseguir y aplicar la ley contra quienes sean
responsables de estos hechos. Insistió en que ellos todavía no tienen
información sobre quién tiene la jefatura de estos hechos, que hay
varias personas con historial, pero que no todos viven, trabajan o
pasan por Miami, ni siquiera por Estados Unidos; que algunos están en
otros países, todo lo cual dificulta las posibilidades de actuar
contra ellos; que el Gobierno norteamericano está claro de que estos
hechos no son de beneficio para nadie. Un funcionario de la SINA que le
acompañaba agregó que les resultó de mucho interés lo planteado por
el coronel Rabeiro en la televisión, al mencionar que teníamos
grabaciones del salvadoreño en conversaciones telefónicas con
Centroamérica, que esta información sería de mucha utilidad, pues
facilitaría poder ubicar a los que controlan estas actividades.
Agregaron que después de la guerra de Centroamérica quedan muchas
personas de extrema derecha en esos países que se involucran en
actividades criminales; valoraron mucho la importancia de poder
corroborar que la fuente de ellos es confiable, y comprendieron la
importancia de colaborar en esta esfera. Al final, insistieron de nuevo
en la utilidad de que compartiéramos cualquier información.
18 de abril de 1998: Partiendo de los intercambios positivos relatados
y conociendo de un próximo viaje a Estados Unidos del escritor Gabriel
García Márquez, ocasión en que se reuniría con William Clinton,
lector y simpatizante de sus libros como otras muchas personas en el
mundo y con el cual el autor había tenido anteriores contactos,
decidí enviarle un mensaje al Presidente de Estados Unidos, que
personalmente redacté.
El mensaje abordaba de forma breve y sintética siete temas. Me
limitaré a incluir en este informe el primero y más directamente
relacionado con los graves acontecimientos que hoy tienen lugar: los
actos terroristas organizados y financiados desde Estados Unidos contra
el pueblo de Cuba.
Llevaba el siguiente título:
"SÍNTESIS DE LAS PALABRAS EXPRESADAS A GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ QUE
PUEDE TRANSMITIR CONFIDENCIALMENTE AL PRESIDENTE CLINTON.
"Punto 1" (textualmente), y sin tachadura alguna:
"Un asunto importante. Se mantienen planes de actividad terrorista
contra Cuba, pagados por la Fundación Nacional Cubano Americana y
usando mercenarios centroamericanos. Se han realizado ya dos nuevos
intentos de hacer estallar bombas en nuestros centros turísticos antes
y después de la visita del Papa. En el primer caso, los responsables
pudieron escapar, regresando por vía aérea a Centroamérica sin
lograr sus propósitos, dejando abandonados los medios técnicos y los
explosivos, que fueron ocupados. En el segundo intento, fueron
arrestados tres mercenarios, ocupándoseles los explosivos y demás
medios. Son de nacionalidad guatemalteca. Por cada una de las cuatro
bombas que debían estallar recibirían 1.500 dólares.
"Ambos casos fueron contratados y suministrados por agentes de la red
creada por la Fundación Nacional Cubano Americana. Ahora están
planeando y dando ya pasos para hacer estallar bombas en aviones de las
líneas aéreas cubanas o de otro país que viajen a Cuba trayendo y
llevando turistas desde y hacia países latinoamericanos. El método es
similar: colocar el dispositivo de pequeño tamaño en lugar oculto del
avión, explosivo potente, detonante controlado por reloj digital que
puede ser programado hasta con 99 horas de anticipación, abandonar la
nave normalmente en el lugar de destino. La explosión se produciría
en tierra o en pleno vuelo posterior. Procedimientos verdaderamente
diabólicos: mecanismos fáciles de armar, componentes casi imposibles
de descubrir, entrenamiento mínimo para su empleo, impunidad casi
total. Sumamente peligrosos para las líneas aéreas, instalaciones
turísticas o de cualquier otro tipo. Instrumentos utilizables para
crímenes y delitos muy graves. Si llegan a divulgarse y conocerse
tales posibilidades, pueden convertirse en una epidemia como ocurrió
en otros tiempos con los secuestros de aviones. Otros grupos
extremistas de origen cubano radicados en Estados Unidos comienzan a
moverse en esa dirección.
"Las agencias policiales y de inteligencia de Estados Unidos poseen
informaciones fidedignas y suficientes de los principales responsables.
Si realmente lo desean, pueden hacer abortar a tiempo esta nueva forma
de terrorismo. Imposible frenarla, si Estados Unidos no cumple el
elemental deber de combatirla. No se puede dejar la responsabilidad de
hacerlo sólo a Cuba, muy pronto podría ser víctima de tales actos
cualquier país del mundo."
7 de mayo de 1998: Reunión del Gabo en la Casa Blanca.
INFORME TEXTUAL DE GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ SOBRE LA MISIÓN SOLICITADA
DE HACER LLEGAR EL MENSAJE AL PRESIDENTE CLINTON.
Copia textual sin omitir una sola palabra:
"A fines de marzo, cuando confirmé a la Universidad de Princeton que
iría a hacer un taller de literatura desde el 25 de abril, le pedí
por teléfono a Bill Richardson que me gestionara una visita privada
con el presidente Clinton para hablarle de la situación colombiana.
Richardson me pidió que lo llamara una semana antes de mi viaje para
darme una respuesta. Días después fui a La Habana en busca de algunos
datos que me faltaban para escribir un artículo de prensa sobre la
visita del Papa, y en mis conversaciones con Fidel Castro le mencioné
la posibilidad de entrevistarme con el presidente Clinton. De allí
surgió la idea de que Fidel le mandara un mensaje confidencial sobre
un siniestro plan terrorista que Cuba acababa de descubrir, y que
podía afectar no sólo a ambos países sino a muchos otros. Él mismo
decidió que no fuera una carta personal suya, para no poner a Clinton
en el compromiso de contestarle, y prefirió una síntesis escrita de
nuestra conversación sobre el complot y sobre otros temas de interés
común. Al margen del texto, me sugirió dos preguntas no escritas que
yo podría plantear a Clinton si las circunstancias fueran propicias.
"Aquella noche tomé conciencia de que mi viaje a Washington había
sufrido un giro imprevisto e importante, y no podía seguir tratándolo
como una simple visita personal. Así que no sólo le confirmé a
Richardson la fecha de mi llegada, sino que le anuncié por teléfono
que llevaba un mensaje urgente para el presidente Clinton. Por respeto
al sigilo acordado no le dije por teléfono de quién era -aunque él
debió suponerlo- ni le dejé sentir que la demora de la entrega
podía ser causa de grandes catástrofes y muertes de inocentes. Su
respuesta no llegó durante mi semana en Princeton, y esto me hizo
pensar que también la Casa Blanca estaba valorando el hecho de que el
motivo de mi primera solicitud había cambiado. Llegué inclusive a
pensar que la audiencia no sería acordada.
"Tan pronto como llegué a Washington el viernes primero de mayo, un
asistente de Richardson me informó por teléfono que el Presidente no
podía recibirme porque estaría en California hasta el miércoles
seis, y yo tenía previsto viajar a México un día antes. Me
proponían, en cambio, que me reuniera con el director del Consejo
Nacional de Seguridad de la Presidencia, Sam Berger, quien podía
recibirme el mensaje en nombre del Presidente.
"Mi sospecha maligna fue que se estaban interponiendo condiciones
para que el mensaje llegara a los servicios de seguridad pero no a las
manos del Presidente. Berger había estado presente en una audiencia
que me concedió Clinton en la Oficina Oval de la Casa Blanca, en
setiembre de 1997, y sus escasas intervenciones sobre la situación de
Cuba no fueron contrarias a las del Presidente, pero tampoco puedo
decir que las compartiera sin reservas. Así que no me sentí
autorizado para aceptar por mi cuenta y riesgo la alternativa de que
Berger me recibiera en vez del Presidente, sobre todo tratándose de un
mensaje tan delicado, y que además no era mío. Mi opinión personal
era que sólo debía entregarse a Clinton en su mano.
"Lo único que se me ocurrió por lo pronto fue informar a la oficina
de Richardson que si el cambio de interlocutor se debía sólo a la
ausencia del Presidente, yo podía prolongar mi estancia en Washington
hasta que él regresara. Me contestaron que se lo harían saber. Poco
después encontré en mi hotel una nota telefónica del embajador James
Dobbins, Director para Asuntos Interamericanos del Consejo de Seguridad
Nacional (NSC) pero me pareció mejor no darla por recibida mientras se
tramitaba mi propuesta de esperar el regreso del Presidente.
"No tenía prisa. Había escrito más de veinte páginas servibles de
mis memorias en el campus idílico de Princeton, y el ritmo no había
decaído en la alcoba impersonal del hotel de Washington, donde llegué
a escribir hasta diez horas diarias. Sin embargo, aunque no me lo
confesara, la verdadera razón del encierro era la custodia del mensaje
guardado en la caja de seguridad. En el aeropuerto de México había
perdido un abrigo por estar pendiente al mismo tiempo de la computadora
portátil, el maletín donde llevaba los borradores y los disquetes del
libro en curso, y el original sin copia del mensaje. La sola idea de
perderlo me causó un escalofrío de pánico, no tanto por la pérdida
misma como por lo fácil que habría sido identificar su origen y su
destino. De modo que me dediqué a cuidarlo mientras escribía, comía
y recibía visitas en el cuarto del hotel, cuya caja de seguridad no me
merecía ninguna confianza, porque no se cerraba por combinación sino
con una llave que parecía comprada en la ferretería de la esquina. La
llevé siempre en el bolsillo, y después de cada salida inevitable
comprobaba que el papel seguía en su lugar y en el sobre sellado. Lo
había leído tanto, que casi lo había aprendido de memoria para
sentirme más seguro si tuviera que sustentar alguno de los temas en el
momento de entregarlo.
"Siempre di por hecho además que mis conversaciones telefónicas de
aquellos días --como las de mis interlocutores- estaban
intervenidas. Pero me mantuvo tranquilo la conciencia de estar en una
misión irreprochable, que convenía tanto a Cuba como a los Estados
Unidos. Mi otro problema serio era que no tenía con quién ventilar
mis dudas sin violar la reserva. El representante diplomático de Cuba
en Washington, Fernando Remírez se puso por entero a mi servicio para
mantener abiertos los canales con La Habana. Pero las comunicaciones
confidenciales son tan lentas y azarosas desde Washington -y en
especial para un caso de tanto cuidado-, que las nuestras sólo se
resolvieron con un emisario especial. La respuesta fue una amable
solicitud de que esperara en Washington cuanto fuera necesario para
cumplir la diligencia, tal como yo lo había resuelto, y me
encarecieron que fuera muy cuidadoso para que Sam Berger no se sintiera
desairado por no aceptarlo como interlocutor. El remate sonriente del
mensaje no necesitaba firma para saber de quién era: 'Deseamos que
escribas mucho'.
"Por una casualidad afortunada, el ex presidente César Gaviria
había organizado para la noche del lunes una cena privada con Thomas
'Mack' McLarty, quien acababa de renunciar a su cargo de consejero
del presidente Clinton para América Latina, pero continuaba siendo su
amigo más antiguo y cercano. Nos habíamos conocido el año anterior,
y la familia Gaviria planeó la cena desde entonces con una finalidad
doble: conversar con McLarty sobre la indescifrable situación de
Colombia y complacer a su esposa en sus deseos de aclarar conmigo
algunas inquietudes que tenía sobre mis libros.
"La ocasión parecía providencial. Gaviria es un gran amigo, un
consejero inteligente, original e informado como nadie de la realidad
de América Latina, y un observador alerta y comprensivo de la realidad
cubana. Llegué a su casa una hora antes de la acordada, y sin tiempo
de consultarlo con nadie me tomé la libertad de revelarle lo esencial
de mi misión para que me diera nuevas luces.
"Gaviria me dio la verdadera medida del problema y me puso sus piezas
en orden. Me enseñó que las precauciones de los asesores de Clinton
eran apenas normales, por los riesgos políticos y de seguridad que
implica para un Presidente de los Estados Unidos recibir en sus manos y
por un conducto irregular una información tan delicada. No tuvo que
explicármelo, pues recordé al instante un precedente ejemplar: en
nuestra cena de Marta's Vineyard, durante la crisis por la
emigración masiva de 1994, el Presidente Clinton me autorizó para que
le hablara de ése y de otros temas calientes de Cuba, pero antes me
advirtió que él no podía decir ni una palabra. Nunca olvidaré la
concentración con que me escuchó, y los esfuerzos titánicos que
debió hacer para no replicarme en algunos temas explosivos.
"Gaviria me alertó también en el sentido de que Berger es un
funcionario eficiente y serio que debía tomarse muy en cuenta en las
relaciones con el Presidente. Me hizo ver además que el solo hecho de
comisionarlo para atenderme era una deferencia especial de alto nivel,
pues solicitudes privadas como la mía solían dar vueltas durante
años por las oficinas periféricas de la Casa Blanca, o se las
transferían a funcionarios menores de la CIA o del Departamento de
Estado. Gaviria, en todo caso, parecía seguro de que el texto
entregado a Berger llegaría a manos del Presidente, y eso era lo
esencial. Por último, como yo lo soñaba, me anunció que al final de
la cena me dejaría a solas con McLarty para que me abriera el camino
directo con el Presidente.
"La noche fue grata y fructífera, solo con nosotros y la familia
Gaviria. McLarty es un hombre del sur, como Clinton, y ambos son de un
trato tan fácil e inmediato como el de la gente del Caribe. En la cena
se rompieron los hielos desde el principio, sobre todo en relación con
la política de los Estados Unidos para América Latina, y en especial
con el narcotráfico y los procesos de paz. 'Mack' estaba tan
informado que conocía hasta las minucias de la entrevista que me
concedió el Presidente Clinton en setiembre pasado, en la cual se
trató a fondo el derribo de las avionetas en Cuba, y se mencionó la
idea de que el Papa fuera mediador de los Estados Unidos durante su
visita a Cuba.
"La posición general de McLarty en las relaciones con Colombia -y
por la cual parece dispuesto a trabajar- es que las políticas de los
Estados Unidos requieren un cambio radical. Nos dijo que el gobierno
estaba dispuesto a hacer contacto con cualquier presidente que fuera
elegido para ayudar a fondo en la paz. Pero ni él, ni otros
funcionarios con que hablé más tarde, tienen claro cuáles serían
los cambios. El diálogo fue tan franco y fluido, que cuando Gaviria y
su familia nos dejaron solos en el comedor, McLarty y yo parecíamos
viejos amigos.
"Sin ninguna reticencia le revelé el contenido del mensaje para su
presidente y no disimuló su sobresalto por el plan terrorista, aun sin
conocer los detalles atroces. No estaba informado de mi solicitud de
ver al presidente, pero prometió hablar con él tan pronto como éste
regresara de California. Animado por la facilidad del diálogo, me
atreví a proponerle que me acompañara en la entrevista con el
presidente, y ojalá sin ningún otro funcionario, para que pudiéramos
hablar sin reservas. La única pregunta que me hizo sobre eso -y
nunca supe por qué- fue si Richardson conocía el contenido del
mensaje, y le contesté que no. Entonces dio la charla por terminada
con la promesa de que hablaría con el presidente.
"El martes temprano informé a La Habana por el conducto ya habitual
sobre los puntos básicos de la cena, y me permití una pregunta
oportuna: si el presidente decidía al final no recibirme y le
encomendaba la tarea a McLarty y a Berger ¿a cuál de los dos debía
entregarle el mensaje? La respuesta pareció inclinarse a favor de
McLarty, pero con el cuidado de no desairar a Berger.
"Aquel día almorcé en el restaurante Provence con la señora
McLarty, pues nuestra conversación literaria no había sido posible
durante la cena de Gaviria. Sin embargo, las preguntas que ella llevaba
anotadas se agotaron pronto, y sólo quedó su curiosidad por Cuba. Le
aclaré todas las que pude y creo que quedó más tranquila. A los
postres, sin que se lo pidiera, llamó por teléfono a su esposo desde
la mesa, y éste me hizo saber que aún no había visto al presidente
pero esperaba darme alguna noticia en el curso del día.
"Antes de dos horas, en efecto, un asistente suyo me informó a
través de la oficina de César Gaviria que el encuentro sería mañana
en la Casa Blanca, con McLarty y tres altos funcionarios del Consejo
Nacional de Seguridad. Pensé que si uno de ellos hubiera sido Sam
Berger lo habrían dicho con su nombre, y ahora mi sentimiento fue el
contrario: me alarmó que no estuviera. ¿Hasta qué punto pudo haber
sido por un descuido mío en alguna llamada intervenida? Ahora no
importaba: puesto que McLarty había arreglado el asunto con el
presidente, éste debía estar ya al corriente del mensaje. Así que mi
decisión de no esperar más fue inmediata e inconsulta: acudiría a la
cita para entregar el mensaje a McLarty. Tan seguro estaba, que
reservé lugar en un vuelo directo para México a las cinco y media de
la tarde del día siguiente. En esas estaba cuando recibí de La Habana
la respuesta a mi última consulta con la autorización más
comprometedora que me han dado en la vida: 'Confiamos en tu
talento'.
"La cita fue a las 11:15 del miércoles 6 de mayo en las oficinas de
McLarty en la Casa Blanca. Me recibieron los tres funcionarios
anunciados del Consejo de Seguridad Nacional (NSC): Richard Clarke,
director principal de asuntos multilaterales y asesor del presidente en
todos los temas de política internacional, y especialmente en la lucha
contra el terrorismo y los narcóticos; James Dobbins, director
principal de NSC para asuntos interamericanos con rango de embajador, y
asesor del presidente para América Latina y el Caribe, y Jeff
Delaurentis, director de asuntos interamericanos del NSC y asesor
especializado en el tema de Cuba. En ningún momento surgió una
coyuntura para preguntar por qué no estaba Berger. Los tres
funcionarios fueron de trato amable y una gran corrección profesional.
"No llevaba notas personales, pero conocía el mensaje al dedillo, y
en la agenda electrónica había anotado lo único que temía olvidar:
las dos preguntas fuera de texto. 'Mack' estaba terminando una
junta en otra oficina. Mientras llegaba, Dobbins me dio una visión
panorámica más bien pesimista de la situación de Colombia. Sus datos
eran los mismos de McLarty en la cena del lunes, pero los manejaba con
más familiaridad. Yo le había dicho a Clinton el año anterior que la
política antidroga de los Estados Unidos era un agravante funesto de
la violencia histórica de Colombia. Por eso me llamó la atención que
este grupo de NSC -sin referirse a mi frase, por supuesto- parecía
de acuerdo en que debía cambiarse. Fueron muy cuidadosos en no dar
juicios sobre el gobierno ni los candidatos actuales, pero no dejaron
dudas de que la situación les parecía catastrófica y de futuro
incierto. No me alegré por los propósitos de enmienda, pues varios
observadores de nuestra política en Washington me los habían
comentado con alarma. 'Ahora que quieren ayudar de verdad son más
peligrosos que nunca -me dijo uno de ellos- porque quieren meterse
en todo'.
"McLarty, con un traje cortado sobre medida y sus buenas maneras,
entró con la premura de alguien que hubiera interrumpido un asunto
capital para ocuparse de nosotros. Sin embargo, impuso a la reunión un
tono reposado, útil y de buen humor. Desde la noche de la cena me
agradó que hablara mirando siempre a los ojos. Así fue en la
reunión. Después de un abrazo cálido se sentó frente a mí, apoyó
las manos en sus rodillas, y abrió la charla con una frase de cajón
tan bien dicha que pareció verdad: 'Estamos a su disposición'.
"Quise establecer de entrada que iba a hablar por derecho propio sin
más méritos ni mandato que mi condición de escritor, y en especial
sobre un caso tan abrasivo y comprometedor como Cuba. De modo que
empecé con una precisión que no me pareció superflua para las
grabadoras ocultas: 'Esta no es una visita oficial'.
"Todos aprobaron con la cabeza y su solemnidad imprevista me
sorprendió. Entonces conté de un modo simple y en un estilo de
narración doméstica, cuándo, cómo y por qué había sido la
conversación con Fidel Castro que dio origen a las notas informales
que debía entregar al presidente Clinton. Se las di a McLarty en el
sobre cerrado, y le pedí el favor de que las leyera para poder
comentarlas. Era la traducción inglesa de siete temas numerados en
seis cuartillas a doble espacio: complot terrorista, complacencia
relativa por las medidas anunciadas el 20 de marzo para reanudar vuelos
a Cuba desde los Estados Unidos, viaje de Richardson a La Habana en
enero de 1998, rechazo argumentado de Cuba a la ayuda humanitaria,
reconocimiento por el informe favorable del Pentágono sobre la
situación militar de Cuba" -era un informe en que se afirmaba que
Cuba no representaba ningún peligro para la seguridad de Estados
Unidos, lo añado yo-, "beneplácito por la solución de la crisis
de Iraq y gratitud por los comentarios que hizo Clinton ante Mandela y
Kofi Annan en relación con Cuba."
Aquí, como se ve, enumera los demás puntos.
"McLarty no lo leyó para todos en voz alta como yo esperaba, y como
sin duda habría hecho si lo hubiera conocido de antemano. Lo leyó
sólo para él, al parecer con el método de lectura rápida que puso
de moda el presidente Kennedy, pero los cambios de las emociones se
reflejaban en su rostro como destellos en el agua. Yo lo había leído
tantas veces que casi pude deducir a qué puntos del documento
correspondía cada uno de sus cambios de ánimo.
"El primer punto, sobre el complot terrorista, le arrancó un
gruñido: 'Es terrible'. Más adelante reprimió una risa traviesa,
y exclamó sin interrumpir la lectura: 'Tenemos enemigos comunes'.
Creo que lo dijo a propósito del punto cuarto, donde se describe la
conspiración de un grupo de senadores para sabotear la aprobación de
los proyectos Torres-Rangel y Dodd, y se agradecen los esfuerzos de
Clinton para salvarlo.
"Al terminar la lectura, le pasó el papel a Dobbin, y éste a
Clarke, quienes lo leyeron mientras 'Mack' exaltaba la personalidad
de Mortimer Zuckerman, dueño de la revista US News and World Report,
que había viajado a La Habana en febrero pasado. Hizo el comentario
por una mención que acababa de leer en el punto sexto del documento,
pero no contestó la pregunta implícita de si Zuckerman había
informado a Clinton de las dos conversaciones de doce horas que sostuvo
con Fidel Castro.
"El punto que ocupó casi todo el tiempo útil después de la lectura
fue el del plan terrorista que impresionó a todos. Les conté que
había volado a México después de conocerlo en La Habana y tuve que
sobreponerme al terror de que estallara la bomba. El momento me
pareció oportuno para colocar la primera pregunta personal que me
había sugerido Fidel: ¿No sería posible que el FBI hiciera contacto
con sus homólogos cubanos para una lucha común contra el terrorismo?
Antes de que reaccionaran, les agregué una línea de mi cosecha:
'Estoy seguro de que encontrarían una respuesta positiva y pronta
por parte de las autoridades cubanas'.
"Me sorprendieron la inmediatez y la energía de la reacción de los
cuatro. Clarke, que parecía ser el más cercano al tema, dijo que la
idea era muy buena, pero me advirtió que el FBI no se ocupaba de
asuntos que fueran publicados en los periódicos mientras estuvieran en
investigación. ¿Estarían los cubanos dispuestos a mantener el caso
en secreto? Ansioso por colocar la segunda pregunta le di una respuesta
para distender el ambiente:
'Nada les gusta más a los cubanos que guardar un secreto'.
"A falta de un motivo apropiado para la segunda pregunta, la resolví
como una afirmación mía: la colaboración en materia de seguridad
podría abrir paso a un clima propicio para que se autorizaran de nuevo
los viajes de norteamericanos a Cuba. La astucia salió mal, porque
Dobbin se confundió, y dijo que eso quedaría resuelto cuando se
implantaran las medidas anunciadas el 20 de marzo.
"Aclarado el equívoco, hablé de la presión a que me encuentro
sometido por los muchos norteamericanos de toda clase que me buscan
para que los ayude a hacer en Cuba contactos de negocios o de placer.
Entre ellos mencioné a Donald Newhouse, editor de varias publicaciones
periódicas y presidente de la Associated Press (AP), quien me ofreció
una cena estupenda en su mansión campestre de New Jersey al terminar
mi taller en la Universidad de Princeton. Su sueño actual es ir a Cuba
para tratar con Fidel en persona la instalación de una oficina
permanente de la AP en La Habana, semejante a la que tiene la CNN.
"No puedo asegurarlo, pero me parece que en la animada conversación
de la Casa Blanca quedó claro que no tenían, o no conocen o no
quisieron revelar ningún propósito inmediato de reanudar los viajes
de norteamericanos a Cuba. Lo que sí debo destacar es que en ningún
momento se habló de reformas democráticas, ni de elecciones libres o
derechos humanos, ni de ninguno de los latiguillos políticos con que
los norteamericanos pretenden condicionar cualquier proyecto de
colaboración con Cuba. Al contrario, mi apreciación más nítida de
este viaje es la certidumbre de que la reconciliación está empezando
a decantarse como algo irreversible en el inconsciente colectivo.
"Clarke nos llamó al orden cuando la conversación empezó a
derivar, y me precisó --tal vez como un mensaje- que ellos darían
los pasos inmediatos para un plan conjunto de Cuba y los Estados Unidos
contra el terrorismo. Al final de una larga anotación en su libreta,
Dobbins concluyó que se comunicarían con su embajada en Cuba para
encaminar el proyecto. Yo hice un comentario irónico sobre el rango
que le daba a la Oficina de Intereses en La Habana, y Dobbins me
replicó con buen humor: 'Lo que tenemos allá no es una embajada
pero es mucho más grande que una embajada'. Todos rieron no sin
cierta malicia de complicidad. No se discutieron más puntos, pues en
verdad no era del caso, pero confío en que los hayan analizado
después entre ellos.
"La reunión, contado el retraso de 'Mack', duró cincuenta
minutos. 'Mack' la dio por terminada con una frase ritual: 'Sé
que usted tiene una agenda muy apretada antes de volver a México y
también nosotros tenemos muchas cosas por delante'. Enseguida hizo
un párrafo breve y ceñido que pareció una respuesta formal a nuestra
gestión. Sería temerario intentar una cita literal, pero el sentido y
el tono de sus palabras era expresar su gratitud por la gran
importancia del mensaje, digno de toda la atención de su gobierno, y
del cual se ocuparían de urgencia. Y a manera de final feliz,
mirándome a los ojos, me coronó con un laurel personal: 'Su misión
era en efecto de la mayor importancia, y usted la ha cumplido muy
bien'. Ni el pudor que me sobra ni la modestia que no tengo me han
permitido abandonar esa frase a la gloria efímera de los micrófonos
ocultos en los floreros.
"Salí de la Casa Blanca con la impresión cierta de que el esfuerzo
y las incertidumbres de los días pasados habían valido la pena. La
contrariedad de no haber entregado el mensaje al presidente en su
propia mano me parecía compensada por lo que fue un cónclave más
informal y operativo cuyos buenos resultados no se harían esperar.
Además, conociendo las afinidades de Clinton y 'Mack', y la
índole de su amistad desde la escuela primaria, estaba seguro de que
el documento llegaría tarde o temprano a las manos del presidente en
el ámbito cómplice de una sobremesa. Al término de la reunión,
también la Presidencia de la República se hizo presente con un gesto
gallardo: a la salida de la oficina, un ujier me entregó un sobre con
las fotos de mi visita anterior tomadas seis meses antes en la Oficina
Oval. De modo que mi única frustración en el camino del hotel era no
haber descubierto y gozado hasta entonces el milagro de los cerezos en
flor de aquella primavera espléndida.
"Apenas tuve tiempo de hacer la maleta y alcanzar el avión de las
cinco de la tarde. El que me había llevado de México catorce días
antes tuvo que regresar a su base con una turbina averiada, y esperamos
cuatro horas en el aeropuerto hasta que hubo otro avión disponible. El
que tomé de regreso a México, después de la reunión en la Casa
Blanca, se retrasó en Washington una hora y media mientras reparaban
el radar con los pasajeros a bordo. Antes de aterrizar en México,
cinco horas después, por causa de una pista fuera de servicio. Desde
que empecé a volar hace cincuenta y dos años, nunca me había
sucedido nada semejante. Pero no podía ser de otro modo, para una
aventura pacífica que ha de tener un sitio de privilegio en mis
memorias. Mayo 13 de 1998."
Aquí concluyó el histórico informe.
9 de mayo de 1998: Se recibe en el MINREX al Jefe interino de la SINA,
John Boardman. El objetivo era trasladar un mensaje sobre el cual
recibieron instrucciones el 8 de mayo en la noche para que se lo
comunicaran a Alarcón y al MINREX -indiscutiblemente que ese mismo
día llegó el mensaje o tuvo los efectos que el Gabo esperaba del
mensaje. Dijo -el jefe interino- que por alguna vía que él
desconocía el Gobierno de Cuba había hecho saber al Gobierno de su
país que nuestras autoridades tenían preocupaciones fundadas de que
hubiera la intención por parte de organizaciones radicadas en los
Estados Unidos de llevar a cabo acciones terroristas contra Cuba, en
particular en la esfera del turismo y muy específicamente acciones
contra aviones de pasajeros con turistas que viajan desde y hacia Cuba.
La respuesta del gobierno de los Estados Unidos que se trasladaba por
esta vía era la siguiente:
"hEl Gobierno de los Estados Unidos no tiene información sobre
vínculos existentes entre ciudadanos de los Estados Unidos y los actos
terroristas que se cometieron en los hoteles. La prensa ha hecho
especulaciones pero el gobierno de los Estados Unidos no tiene
información seria al respecto.
"hEl Gobierno de los Estados Unidos ha presentado numerosas Notas
diplomáticas indicando su disposición para analizar cualquier
información o evidencia física que el Gobierno de Cuba tenga que
fundamente esas informaciones.
"hEl Gobierno de los Estados Unidos desea reiterar que esta es una
oferta seria. Está preparado para recibir cualquier información y
evaluar alguna oportunidad para que sus expertos examinen cualquier
evidencia física que el Gobierno de Cuba pueda tener al respecto.
"hEl Gobierno de los Estados Unidos manifiesta su preocupación por
esas acciones terroristas y está dispuesto a actuar sobre esas
informaciones para hacer cumplir la ley y combatir el terrorismo
internacional.
"hEl Gobierno de los Estados Unidos solicita al Gobierno de Cuba
compartir las informaciones adecuadas con otros gobiernos que puedan
tener en relación con el riesgo de actos terroristas sobre vuelos a
Cuba desde sus territorios.
11 de mayo de 1998: Remírez informa que fue citado por el Departamento
de Estado para encuentro con John Hamilton, quien le hizo los
siguientes planteamientos:
"1) Objetivo reunión era reiterar planteamiento de la SINA el pasado
sábado, y consistía en dar respuesta a nuestras preocupaciones sobre
actividades terroristas contra Cuba, usando para agilizar 'double
track diplomacy' (diplomacia dos vías).
"2) Como en ocasiones anteriores, acogieron con seriedad nuestras
preocupaciones sobre posibles actos terroristas contra instalaciones
turísticas y aeronaves.
"3) Según las verificaciones que han realizado no hay elementos
permitan indicar existencia planes desde Estados Unidos.
"4) En pasado, ante nuestros alegatos de que personas y/o
organizaciones en Estados Unidos puedan estar involucradas en actos
terroristas contra Cuba, nos han pedido evidencias con interés
investigar.
"5) En estos momentos quieren enfatizar la seriedad de la oferta de
Estados Unidos para investigar y tomar acciones apropiadas ante
cualquier evidencia tengamos. No es intento de devolver la pelota a
nuestra cancha ni tampoco un trámite formal
"6) Seriamente quieren examinar de conjunto cualquier evidencia
tengamos y darle seguimiento hasta su esclarecimiento. Por nuestra
parte agradecimos ofrecimiento asegurándole lo trasladaríamos
nuestras autoridades y le preguntamos si oferta incluía cooperación
entre los dos países en eventual proceso investigativo, a lo que
Hamilton contestó que suponía así fuera. Reiteró que oferta era
seria y no mera respuesta diplomática, agregando que único objetivo
reunión por su importancia era ese."
12 de mayo de 1998: El MINREX citó al Jefe Interino de la SINA y le
trasladó la siguiente respuesta a la solicitud que plantearan el
pasado sábado 9 en nombre del Gobierno de los Estados Unidos:
Recuerden que la entrevista fue el 8, la del Gabo, en la Casa Blanca.
La respuesta nuestra decía:
"Las informaciones nuestras son muy seguras, pero por vías muy
sensibles a la divulgación de las fuentes. No podemos trabajar como
proponen. Nos satisface saber que están alertas y prestando atención
al problema."
El Jefe interino de la SINA aceptó y agradeció la pronta respuesta y
manifestó su disposición a tramitar cualquier información que
estimáramos apropiada sin que se comprometiera la fuente. Su
acompañante, quien había sido descrito como el funcionario SINA
encargado de los asuntos relativos al cumplimiento de las leyes y temas
de seguridad, intervino para afirmar que van a seguir de cerca este
asunto por todas las vías posibles, a través de todas sus agencias, y
en contacto con los diferentes grupos. También verificarán con
servicios de otros países. Comentó que ellos consideran que "a
estas alturas, cualquier amenaza de esta naturaleza es intolerable".
20 de mayo de 1998: Alarcón recibe una llamada de Hamilton desde
Washington en la que le explicó le llamaba personalmente por la
importancia del asunto y que deseaba plantearle lo siguiente:
"hSobre riesgos actos terroristas contra aviones viajen a Cuba: Toman
muy seriamente información le trasladó Cuba y adoptarán medidas
seguridad en aviones salgan de Estados Unidos.
"hPara desarrollar otras acciones necesitarían analizar pruebas
poseemos en Cuba. Están dispuestos enviar expertos norteamericanos a
Cuba para analizarlas con nosotros.
"hCon elementos ellos recibieron de nosotros no pueden hacer
advertencias a otros países desde donde también salen aviones hacia
Cuba. Caso nosotros hagamos tal advertencia, podemos informar a esos
países que Estados Unidos estaría dispuesto a considerar forma
expedita solicitudes asistencia técnica para prevenir incidentes."
3 de junio de 1998: El Jefe de la SINA, Michael Kozak, se entrevista
con Alarcón. Le informa sobre los preparativos para el envío a Cuba
de una delegación del FBI y le entrega el texto que los
norteamericanos piensan circular entre las compañías aéreas para
consideración de la parte cubana. El texto dice lo siguiente:
"Hemos recibido información sin confirmar acerca de un complot para
colocar artefactos explosivos a bordo de naves aéreas civiles que
operan entre Cuba y países latinoamericanos. Las personas involucradas
en el complot planean dejar un pequeño artefacto explosivo a bordo de
una nave aérea con el intento de hacer que el artefacto estalle
durante la prolongación del servicio. El artefacto explosivo, según
informes, es de tamaño pequeño, contiene un fusible y un cronómetro
digital capaz de ser programado 99 horas antes. No se ha identificado
blanco, lugar y marco de tiempo específicos.
"No podemos descontar la posibilidad de que la amenaza pueda incluir
operaciones de carga internacional desde los Estados Unidos. El
Gobierno de Estados Unidos continúa buscando información adicional
para esclarecer, y verificar o refutar, esta amenaza."
4 de junio de 1998: Se instruye a Alarcón responder que la delegación
puede viajar a partir del día 15.
5 de junio de 1998: Alarcón entrega al Jefe de la SINA respuesta
cubana, que yo también redacté personalmente -venía siguiendo el
problema, como es lógico, como es elemental, desde el momento en que
enviamos el mensaje-, a la propuesta de información circular
presentada por los norteamericanos, que dice textualmente:
"Nosotros no solicitamos que se hiciese advertencia alguna a las
compañías de aviación. No es esa la forma de enfrentar este problema
para cuya solución se pueden y deben tomar otras medidas."
Efectivamente, nosotras tomamos muchas medidas cuidando los aviones,
sobre todo, durante semanas estuvimos planteando eso, hasta que, claro,
los golpes que ellos recibieron con los arrestos aquí, el
descubrimiento de todos sus planes, las confesiones de todos los
arrestados, permitieron conocerlo todo en detalle, denunciarlo,
desbaratar sus planes. Fue Cuba la que desbarató esos planes. Entonces
le decíamos, por eso debo explicarlo: No es esa la forma de enfrentar
este problema para cuya solución se pueden y deben tomar otras
medidas. "Nadie podría garantizar la discreción. Una indiscreción
en este caso pudiera incluso dificultar la investigación y
obstaculizar medidas más eficientes.
"Su difusión además podría crear pánico", y, efectivamente,
creó pánico "ocasionando considerable daño a la economía de Cuba,
que es precisamente lo que están buscando los terroristas. Este daño
además afectaría a las líneas aéreas.
"Por esas razones no estamos de acuerdo con que se trasmita la
advertencia y nos oponemos seriamente a ello. Con el grupo de expertos
podemos analizar bien los pasos más aconsejables."
Porque ellos, realmente, tuvieron la delicadeza, si se quiere, o la
elemental cortesía de consultar con nosotros la nota que iban a
circular. Les expusimos nuestro punto de vista.
En la reunión, el Jefe de la SINA planteó que pudiera tratarse de una
confusión con el mensaje inicial (que ellos pensaron que les pedían
se hiciera la advertencia) o que hubiera alguna obligación legal para
sus autoridades de advertir a las líneas aéreas y cubrirse de
eventuales reclamaciones. Dijo que trasmitiría la posición cubana a
Washington y que no harían advertencia.
6 de junio de 1998: Nueva reunión de Alarcón con el Jefe de la SINA.
Este entrega mensaje norteamericano en respuesta al documento entregado
el día anterior, que antes le había leído por teléfono, en el que
se plantea:
"1. El proyecto de aviso suministrado ya a la parte cubana es llamado
una 'información circular'. De acuerdo con las leyes y
regulaciones de aviación de los Estados Unidos, se requiere
suministrar informaciones circulares a las oficinas de seguridad
interna de las líneas aéreas cada vez que el gobierno de los Estados
Unidos tiene cualquier información creíble relativa a posible amenaza
al avión."
Explican que hay leyes, que hay regulaciones, que los obligan a
informar. Bien, en realidad esto pudo haberse discutido cómo hacerlo,
y no con todos los datos que nosotros habíamos incluido en el mensaje.
"2. Aproximadamente de 15 a 20 informaciones circulares son emitidas
cada año por la Administración Federal de Aviación. Estos no son
documentos públicos."
Claro, no son públicos; pero si usted circula decenas y cientos de
documentos crea alarma en todas partes, no hay modo de llevar a cabo
una investigación seria, que es lo importante, investigar, probar,
descubrir y capturar a los autores. Pero bien, tengo el deber de
informar que lo que se argumentó; es posible, no conozco todas esas
regulaciones, que se sintieran obligados por ley a informar.
"3. De acuerdo con nuestra ley y regulaciones, estamos requeridos a
proceder inmediatamente con la notificación a las aerolíneas que
tienen aviones que vuelan entre los Estados Unidos y Cuba directamente
o a través de terceros países, y de notificar a los gobiernos de los
terceros países. No tenemos alternativa a este respecto"
-dijeron-, "en la medida en que creemos que la información es
creíble."
Sí, la información era bien creíble; nosotros teníamos todos los
elementos para conocerla, como lo demostraron las respuestas que le
dimos y que indicaban con toda seguridad que los datos que nos habían
hecho llegar eran ciertos, y que estaban capturados en algunos casos
los autores y en otros habían escapado.
"4. Dada la naturaleza de esta información, y nuestra obligación de
cooperar con otros países para prevenir ataques contra la aviación,
seguimos creyendo que es importante que ustedes o nosotros notifiquemos
a las aerolíneas que vuelan desde otros destinos y a los gobiernos
responsables. Si fuera posible para la parte cubana adelantar la
reunión de expertos para comienzos de la próxima semana (por ejemplo,
martes o miércoles) propondríamos hacer tales notificaciones después
que hubiéramos tenido una oportunidad de evaluar la información con
la parte cubana. Si tal reunión temprana no es realizable, nosotros
procederíamos a hacer las notificaciones. Cualquier paso adicional
podría ser determinado durante la reunión de expertos la semana del
15 de junio."
Realmente, esta nota es del 6 de junio. Una reunión como aquella del
15 no se improvisa, no se prepara en dos días, requería un mínimo de
cinco o seis días; de modo que no se podía adelantar para el 7,
realmente tuvo lugar el 15, que era la fecha acordada.
"5. Nosotros reconocemos los puntos señalados por las autoridades
cubanas que procuremos evitar daños a la investigación en pactos
adversos sobre las líneas aéreas y la economía cubana. Estamos
haciendo el máximo respecto a estos puntos dentro de la limitada
discreción otorgada por nuestras leyes y regulaciones y la prioridad
que atribuimos a la prevención de ataques contra aviones civiles.
Nuevamente, estas circulares de información son relativamente de
rutina y en nuestra experiencia, incluso cuando ellas se han hecho
públicas, normalmente no tienen impacto significativo o duradero en la
transportación aérea de pasajeros o carga."
En realidad, debo decir que ellos venían respondiendo cada una de las
cuestiones que nosotros planteábamos. A mi juicio, estos intercambios
los realizaron de buena fe, no hubo mala fe. Hemos tratado de
profundizar y veíamos la insistencia con que ellos planteaban que
determinados instrumentos legales los obligaba a hacer eso.
Ese propio día, Alarcón entrega al Jefe de la SINA nueva respuesta
del Ministerio de Relaciones Exteriores, redactada en los términos
siguientes:
"Estamos en desacuerdo. La probable publicidad de esa información
perjudica los trabajos de investigación, satisface y alienta los
planes de los terroristas contra la economía cubana.
"Ignoramos y no podemos comprender la existencia de obligaciones de
carácter legal que, lejos de beneficiar, pueden afectar los esfuerzos
que se realizan para evitar víctimas humanas y daños materiales.
"La divulgación en detalle de los procedimientos que pueden ser
utilizados para tales actos, constituye un incuestionable error que
puede favorecer los planes de grupos terroristas activos o
potenciales" -no queríamos que lo publicaran, porque estaban dando
datos técnicos sobre la forma de preparar esos atentados.
"Respetamos los criterios de las autoridades norteamericanas, pero no
coincidimos en la forma en que deben contrarrestarse tales actividades,
las cuales deben ser analizadas, a partir de la información
disponible, con el cuidado y la profundidad requeridos."
Ahora se comprende con mucha claridad. Es incuestionable que albergaban
el temor de que se produjera un hecho, un sabotaje de ese tipo, y
ellos, teniendo la información, no la hubieran divulgado a la
aerolínea, aunque esto no sirviera para nada en absoluto; las
aerolíneas no están en condiciones, no disponen de los medios ni de
los antecedentes, ni de la información para evitar un acto terrorista
de ese tipo.
El Jefe de la SINA señaló que había hablado con el señor Dobbins,
responsable de América Latina en el Consejo Nacional de Seguridad,
quien pidió trasladara los siguientes comentarios adicionales:
"hQue tenían la obligación de alertar a las empresas que vuelan
desde Estados Unidos por las leyes norteamericanas, y a las que desde
otros países vuelan a Cuba, como consecuencia de acuerdos
internacionales. La decisión de ellos de trasmitir esa advertencia
indicaba que tomaban seriamente nuestra información y la consideraban
creíble."
Y lo demostraban con esa inquietud tremenda que los llevaba de
inmediato a circular la información.
"hCon respecto al párrafo 4 del documento, Dobbins insistió en que
no lo fuéramos a interpretar, en modo alguno, como un elemento de
presión. De lo que se trata es que si bien ellos tienen la obligación
de informar inmediatamente a las líneas que vuelan desde los Estados
Unidos, la obligación respecto a las que salen desde otros países,
aunque también existe, no les resulta tan presionante, pero no pueden
retenerla durante toda una semana. Teóricamente, la reunión de
expertos pudiera llevarlos a la conclusión de que la amenaza no fuera
tan inminente, pero como parten de la base de considerar seriamente
nuestra información y darle credibilidad, entonces no podrían esperar
ese tiempo sin cumplir su obligación."
Yo no tengo duda, realmente, de que estos intercambios por parte de
ellos fueron de buena fe; fueron serios por ambas partes, debo
reconocerlo, es justo.
8 de junio de 1998: La Agencia Federal de Aviación emite la
información circular. Esta que hemos estado mencionando. Es decir, ese
mismo día casi, dos días después.
15 de junio de 1998: Llega a La Habana delegación del FBI para
sostener contactos con las autoridades cubanas.
16-17 de junio de 1998: Se efectúan varias reuniones conjuntas en La
Habana entre expertos cubanos y oficiales norteamericanos del FBI sobre
el tema de los planes de atentados terroristas. Se entrega a la
delegación norteamericana del FBI abundante información documental y
testimonial. Los materiales entregados incluían 64 folios en los que
se aportaban elementos investigativos acerca de 31 acciones y planes
terroristas contra nuestro país, ocurridos entre 1990 y 1998. A la
mayor parte de estas acciones estaba vinculada la Fundación Nacional
Cubano Americana que, además, organizó y financió los más
peligrosos, especialmente los ejecutados por la estructura terrorista
dirigida por Luis Posada Carriles en Centroamérica. Se adjuntaron
relaciones detalladas y fotografías del armamento, los explosivos y
los medios ocupados en cada hecho. Además, se entregaron 51 folios con
información sobre el dinero suministrado por la Fundación Nacional
Cubano Americana a diferentes grupos terroristas para realizar acciones
contra Cuba; se incluyeron también las grabaciones de 14
conversaciones telefónicas de Luis Posada Carriles en las cuales
brindaba información acerca de acciones terroristas contra Cuba; datos
para ubicar a Posada Carriles, tales como direcciones de sus
residencias, lugares que frecuentaba, características de los autos y
chapas en El Salvador, Honduras, Costa Rica, República Dominicana,
Guatemala y Panamá. Se entregaron también las transcripciones de 8
conversaciones de terroristas detenidos en Cuba en las que revelan sus
vínculos con Posada Carriles.
Los oficiales del FBI recibieron también 60 folios con las fichas de
40 terroristas de origen cubano, la mayoría residentes en Miami,
incluidos los datos para su ubicación. Se llevaron, además, tres
muestras de sustancias explosivas de 2 gramos cada una, de las bombas
desactivadas antes de explotar en el Hotel Meliá Cohíba el 30 de
abril de 1997 y en un microbús de turismo el 19 de octubre de 1997,
así como del artefacto explosivo ocupado a dos terroristas
guatemaltecos el 4 de marzo de 1998.
Se entregaron, además, 5 casetes de video y 8 de audio con
declaraciones de los terroristas centroamericanos arrestados por la
colocación de bombas en los hoteles, en los cuales narran sus
vínculos con organizaciones terroristas cubanas que operan desde
Estados Unidos y en particular con Luis Posada Carriles.
La parte norteamericana reconoció el valor de la información recibida
y se comprometió a dar respuesta del análisis realizado a estos
materiales en el más breve plazo.
Transcurren extrañamente casi tres meses sin la respuesta seria
prometida. Se reciben sólo algunas noticias intrascendentes.
El 12 de septiembre -presten bien atención, no se habían cumplido
tres meses- son arrestados los cinco compañeros, hoy Héroes de la
República de Cuba (Aplausos), que, destacados en Miami, constituían
la principal fuente de información sobre las actividades terroristas
contra nuestro país. No resultó detenido ningún terrorista en
ninguna parte, resultaron detenidos los compañeros que habían
suministrado la información -aunque, desde luego, no había ningún
elemento para identificar las fuentes-; pero lo que sí pudieron
apreciar es que había informaciones serias y fidedignas, y que
nuestras denuncias estaban muy bien fundadas, eran exactas; desde
luego, no las únicas, pero eran de las fundamentales.
Uno de ellos tenía la misión de seguir las actividades de Orlando
Bosch nada menos, ese que indultaron allí, a pesar de sus monstruosos
crímenes.
¿Qué había ocurrido realmente? La dirección de la mafia de Miami se
había percatado de los contactos e intercambios entre las autoridades
de Cuba y Estados Unidos con relación a los brutales actos de terror
que venían cometiéndose impunemente contra nuestro país, y movieron
todas sus fuerzas e influencias -que, como se sabe, son muchas-
para impedir a toda costa cualquier avance en ese terreno.
¿Quién fue uno de los responsables principales en la ruptura de los
contactos? El jefe del FBI en Miami: Héctor Pesquera. Este funcionario
había ostentado el mismo cargo en Puerto Rico, coincidiendo con el
arresto del comando organizado directamente por el grupo paramilitar de
la Fundación Nacional Cubano Americana capturado por los guardacostas
en las proximidades de aquella isla donde fueron arrestados,
ocupándoseles el yate y las armas. Todos conocen cuál era el objetivo
de ese comando en la Isla Margarita, en una reunión internacional en
la que nosotros estábamos invitados y fuimos.
Pesquera, que era un miembro de la mafia, fue clave en lograr la
impunidad total del grupo terrorista.
Se conoce que en los niveles más altos del FBI había determinada
resistencia a la idea de romper los intercambios con Cuba, pero el
empuje y la influencia política de los líderes de la mafia pudieron
más. Pudieron más, incluso, que el Presidente de Estados Unidos y que
el Consejo de Seguridad Nacional de ese país, era evidente.
Sin duda que el FBI venía ya siguiendo los pasos del grupo
antiterrorista cubano, cuya información acerca de los planes de hacer
estallar aviones de aerolíneas en tierra o en pleno vuelo, yo había
hecho llegar al presidente de Estados Unidos. Tales actos monstruosos
podían costar la vida tanto a ciudadanos cubanos como a
norteamericanos, muchos de los cuales viajaban a Cuba en esos aviones.
Pesquera, jefe del FBI en Miami, concentró todas sus fuerzas en
identificar, perseguir y enjuiciar a los cubanos. Se conoce el trato
brutal recibido por los patriotas cubanos.
De acuerdo con lo publicado por El Nuevo Herald el 15 de septiembre de
1998, a los primeros que Pesquera informó del arresto de nuestros
Cinco Héroes fue a los congresistas Ileana Ros-Lehtinen y Lincoln
Díaz-Balart.
El propio Pesquera hizo confesiones en un programa radial de Miami, que
permiten comprobar cómo había llegado desde Puerto Rico con la
orientación de proceder a cualquier costo contra el grupo de cubanos
infiltrados en las organizaciones terroristas miamense:
"Yo llegué aquí en mayo de este mismo año, del 1998. Me ponen en
conocimiento de lo que hay. Empezamos entonces a hacer hincapié en
esta investigación. A los efectos de inteligencia, ya no debería
mantenerse ahí. Y debería cambiar de rumbo e irse entonces a una
investigación criminal."
El ya tiene la decisión tomada y las órdenes y dice que ya no hay que
seguir la búsqueda de actividad de inteligencia, sino que hay que
llevar a cabo una investigación de carácter criminal contra los
patriotas cubanos.
La línea que siguió nuestro país fue muy distinta. En entrevista
concedida a la periodista Lucía Newman, de la CNN, en Oporto,
Portugal, sede de una Cumbre Iberoamericana, el 19 de octubre de 1998,
le dije textualmente -todavía no se habían cometido las
monstruosidades legales que después conocimos. Eso fue el 19 de
octubre, un mes y unos días después que habían, incluso, arrestado a
los primeros compañeros:
"Estamos dispuestos a colaborar en la lucha contra actividades
terroristas que puedan afectar a Cuba o puedan afectar a Estados
Unidos.
"Estados Unidos corre un riesgo potencial con relación a los cientos
de organizaciones extremistas, muchas de las cuales están armadas en
los propios Estados Unidos, y algunos de los procedimientos que usan
contra Cuba pueden usarlos allá, porque algunos de estos están
desarrollados, sofisticados" -me refiero a los métodos, a los
procedimientos, a la técnica. "Nosotros les hemos planteado a las
autoridades de Estados Unidos, les hemos hecho saber, les hemos
comunicado las experiencias, los métodos terroristas que se usan
contra nuestro país, lo cual es una contribución que puede ayudarlos
a defenderse, porque lo considero un país muy vulnerable a esos tipos
de ataques."
Lo más dramático para el pueblo norteamericano es que mientras
Pesquera y sus efectivos se consagraban con ensañamiento a la
persecución, arresto y enjuiciamiento escandaloso de los cubanos, no
menos de 14 de los 19 participantes en los ataques del 11 de septiembre
contra las Torres Gemelas de Nueva York y otros objetivos vivían y se
entrenaban precisamente en el área de responsabilidad y ante las
narices de Pesquera.
Apenas habían transcurrido tres años del arresto de nuestros
abnegados y valientes compañeros --que con los informes que
recogieron y fueron puestos por Cuba a disposición del pueblo de
Estados Unidos tal vez salvaron numerosas vidas de ciudadanos de ese
país-, cuando miles de norteamericanos inocentes perdieron la vida
aquel funesto día del 2001. Es decir, no habían transcurrido en
realidad tres años de ese arresto y miles de norteamericanos
perecieron allá en Nueva York, víctimas de un atentado, en el que la
inmensa mayoría de los actores se entrenaron en la Florida.
Como nuestros compatriotas y la opinión pública internacional pueden
observar, ninguno de los documentos desclasificados por nosotros
contiene una sola tachadura.
Antes de concluir, deseo expresar que el autor del informe, Gabriel
García Márquez, fue consultado sobre su publicación. Ayer mismo le
envié mensaje a Europa, en el que le trasmitía lo siguiente:
"Tengo imprescindible necesidad de hablar del tema del mensaje que
envié contigo sobre las actividades terroristas contra nuestro país.
No afecta en nada al destinatario y mucho menos afectará tu gloria
literaria.
"Se trata en esencia del texto que yo envié y del maravilloso
informe que me remitiste y lleva tu inconfundible estilo. Son como las
memorias mías, y pienso que las tuyas estarían incompletas si no
contienen ese mensaje."
Todo lo que he narrado explica por qué, al iniciar mis palabras,
hablé de "La conducta diferente".
¡Viva la amistad entre los pueblos de Cuba y de Estados Unidos!
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!